Casi sumergida.
Con la rabia sin grano con la plaza dónde observo acodados insectos. Lejos sin sombrero oscilante cual viento en una hoja. Miro tu parque Amor y tu pelo siempre en tu pelo. Es entonces que tengo un sueño. Las letras de un libro acuden a tu boca mientras besas mis preguntas -No sé tanto de ti como en tu ausencia- somos tal vez mujeres que piensan solas que todo es posible.