Entradas

Mostrando entradas de abril, 2025

Casi sumergida.

 Con la rabia  sin grano con la plaza dónde observo acodados insectos. Lejos sin sombrero oscilante cual viento en una hoja. Miro tu parque Amor y tu pelo  siempre en tu pelo. Es entonces que tengo un sueño. Las letras de un libro acuden a tu boca mientras besas mis preguntas -No sé tanto de ti  como en tu ausencia- somos tal vez mujeres que piensan solas que todo es posible.

Futuro diálogo.

 Tus besos, California, los traía Allure. Son el enigma de la barra de labios de nuestra historia a medias. Son el secreto de estar escribiendo el olvido, de los árboles de casa. Son la no molestia de los otros. Son rojos - revelas- como la ciudad deseo.

Fundación mi cama.

 Veo una mancha que anticipa cual cámara sagrada el suceso de la noche. Despierta de humo el correr de las voces continúa acojo  una pregunta ¿ qué es un ser transversal?

En un Atenas presocrático.

 Cómo no dudar si soy esclava  como racimo de uva como fábula elegante en misionero herido. Cómo no dudar me digo si mi dudar errante de regocijo ingrato pelea con mi sombra. Cómo no dudar exclamo si al pasar no nombro ni mi huella.

Elegía.

 Dentro con tu mano cálida miro hacia la ventana durmiente del castillo construido de ogros forjado con blanca luna palaciega. Despacio borro la memoria de fantasmas  para que comience de nuevo tu beso con el mío en  el despertar ingrato  del humo o la fortuna.

Sujeto de humo.

Humo. Respira la sombra deshecha de la locura de los días leídos del lugar que habita, del pasar de las voces. Me descubro en objeto de estudio en animal íntimo, en sujeto de humo. Mimo la niebla todavía. 

Con viento favorable.

 Basta de exigencias para conmigo arrancado el laurel de la escalera lugar del miedo  de la estrella y la lavanda he prometido argumentarte cada página azul mediterráneo mientras soplas en mi frente de ganas versos y títulos.

Síndrome de la Impostora.

Debo romper con esa inercia con ese sueño de tenerte en palabras. Debo romper con ese trapo rojo que avecina naufragios. Debo en otra parte encontrarte como un ancestro que soplará la herida. Así de una vez por todas  acabaré con la inercia de ese sueño.

Equidistante.

  Tomar distancia. Palabras henchidas de ingenuidad en los sillones verdes se vuelven en el sueño pautas y silencios. Quietos los pasos del viajero urbano blancas de cristales pueblan el suelo. La dama sube, ve,  sueña. Cigarra y hormiga esperan en el tragaluz de la escalera.                   

Todo humo.

  Pesadillas diurnas. Conozco la casa. El suelo está yermo de abrigo. La rodea la mentira en las sábanas limpias en el cuento del lavabo. Fría macabra húmeda ajena triste melancólica obviada de lámparas y alondras como el balcón sin semillas del tercero. Victoria y una margarita blanca traen gotas de lluvia a mi mejilla.

Casi un comité natalicio.

 La vuelta al mundo en 80 días. Desenhebran mi espalda de humo tiples de metálica voz. Aúllo en llanto color magenta como carne separada. Se llena Marte vacían la tierra cráteres de luna musaraña incierta. Somos en un artefacto funesto de fibra óptica.

Casi una religión.

 Circe Puedo verla entrar acomodarse en un planetario que estudia la luna. Permanecer al cuidado de palabras de amor. Domesticar al lado del lobo. Elaborar monedas dónde alimenta sueños. Mirar sus ojos deshecha.

Casi un río.

 Jordán 23 De tu asuntos, tus quehaceres a la palabra. Porque es así como sonrío. Laboro leyendo a la viajera. La música, su danza. El río, el desierto, el libro. En eso vivo.

Casi un país.

 Grietas La rambla donde escapaba cada día, no es la misma después de la rueda. Sombras de asfalto castigaban sin Sol mi recuerdo perenne. Dónde elijo contigo, el espejo roto. ¿Mi reflejo? Una bailarina en los ochenta.

Casi la misma edad.

Cueva negra. Oigo las letras aquellas que firmé con una luna sin ti. Tú, la de la casa encantada la roja. La de las manos secretas. Vienes. Y oigo que dialogan con el azul de tu baile en ópera y flamenco.

Casi todo…

 Barrio Tribunal Busco el error en mí. El fallo es de otros. Manos que sin tinta olvidan el amor. Tú, casa con perspectiva de cómic me traes la respuesta. No hay error en ti ni en el color de tus sábanas no oscurece el discurso contigo se vuelve calle, libro, labio

Casi 2014.

 Perdida.  En una montaña en Canadá. Tú no estabas amanecía, despertaba el lago. Sin brújula el destino. Una canción el laberinto.                                      De faunos, elfos y charcas.

Casi un poema.

 Experimentos 11. Estás al otro lado. Dónde el impostor acude haciendo de amigo. Dónde la tormenta se calma añadiendo pastillas. Dónde la traición aparece con los pies fríos.                          Para Ester.

Casi 23 de abril.

 Nadie reflexiona sobre poesía. Medusas heridas por reyes de arrastre. Nunca se vence al tiempo dormido. Insomnio que llega a través del cambio índice de salud. Con ello intento explicarme que cumplir años es dejar de dormir que no se habla lo suficiente de las voces femeninas, disfrazan como disfrazaban su autoría. ¿Quién no ha escrito? La paz.

Casi 12 de abril.

 Aún oigo odiseos de asfalto, tarde como siempre pliegan mis alas de cera, otra vez en Grecia, nunca salgo de su isla de sus latidos. Tu volcán fugaz como estrella terrestre de un nuevo siglo ha dejado de verse en este caleidoscopio de niño, no más promesas al viento ni lágrimas por la tierra. He visto mis besos mentales inhibidos por drogas medicinales, se acabó el misterio de la mentira, la solución después de la piedra.  Los deseos se cumplen. No existen tentaciones para los paganos, sólo el deseo.

Casi 5 de enero. Hume.

 Olor azul tacto a mano sabor a limón mirar arándanos fresas moras. Oír otra vez.

Poesía Errante. Casi 5 de abril.

 Calma plena tiempo sin lugar marcado destino. Polvo blanco bocado de cisne susurro de cama. Música dolida de mar.                         A Micaela.