Casi sumergida.
Con la rabia
sin grano
con la plaza
dónde observo
acodados insectos.
Lejos sin sombrero oscilante
cual viento en una hoja.
Miro tu parque Amor
y tu pelo
siempre en tu pelo.
Es entonces que tengo
un sueño.
Las letras de un libro
acuden a tu boca
mientras besas mis preguntas
-No sé tanto de ti
como en tu ausencia-
somos tal vez mujeres
que piensan solas
que todo es posible.
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