Como una letanía.

 Así tus manos de alcoba

hablándome en femenino

gritaron de noche y deseo

en un hotel de Colonia.

Así cerraron mi puerta de luciérnaga

en catedral gótica.

Así como su fachada 

cubierta de tiempo.

Así, con ello, te llamo cada día

para escucharte un te quiero.

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